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sábado, 11 de agosto de 2012

LA OVEJA PERDIDA (Luc. 15, 1)

Los publicanos y pecadores se acercaban a Jesús para oírle enseñar.

Pero los fariseos y los maestros de la ley de Moisés murmuraban diciendo:  "Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos". No sabían ellos que Jesús había venido para salvar a los pecadores.
Entonces Jesús les contó esta parábola.

Había una vez un pastor que tenía un rebaño de cien ovejas.

 Al final de cada día, el pastor las guardaba en el redil después de haberlas contado. Pero sucedió que un día, al guardar las ovejas, el pastor se dio cuenta que había perdido una. Muy asustado, salió corriendo en busca de la oveja que faltaba.

 La buscó por todas partes y por fin la encontró.

 Lleno de alegría por haberla encontrado volvió a casa y reunió a sus amigos y vecinos para contarles lo que había sucedido y celebrar con ellos que había recuperado a su oveja.

Jesús les dijo: "El cielo también es así. Habrá más alegría por un solo pecador que se arrepienta que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentirse".





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