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martes, 7 de agosto de 2012

EL BUEN SAMARITANO (Luc., 10)





Un  maestro de la Ley que quería ponerlo a prueba, se levantó y le dijo: Maestro: "¿qué debo hacer para conseguir la vida eterna?".

Jesús le dijo: "¿Qué está escrito en la escritura?. ¿Qué lees en ella?".

El hombre contestó: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y amarás a tu prójimo como a ti mismo".

Jesús le dijo: "Excelente respuesta, haz eso y vivirás".

El otro que quería justificar su pregunta, replicó: ¿Y quién es mi prójimo?".

Jesús empezó a decir:


 Bajaba un hombre por el camino de Jerusalén a Jericó...



 ...Y cayó en manos de unos bandidos 






 Lo despojaron hasta de sus ropas, lo golpearon y se marcharon dejándolo medio muerto.





Por casualidad bajaba por ese camino un sacerdote; lo vio, dio un rodeo y siguió.






Lo mismo hizo un levita que llegó a ese lugar: lo vio, dio un rodeo y  pasó de largo.






Un samaritano también pasó por aquel camino y lo vio, pero éste se compadeció de él.




Se acercó, curó sus heridas con aceite y vino y se las vendó.



 Después lo montó sobre el animal que traía, lo condujo a una posada y se encargó de cuidarlo.



 Al día siguiente sacó dos monedas y se las dio al posadero diciéndole: "Cuídalo, y si gastas más, yo te lo pagaré a mi vuelta".

Jesús entonces le preguntó: "Según tu parecer, ¿cuál de estos tres se hizo el prójimo del hombre que cayó en manos de los salteadores?".

El maestro de la Ley contestó: "El que se mostró compasivo con él".

Y Jesús le dijo: "Vete y haz tu lo mismo".

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